Tras la formalización del estado civil, y el debido cambio de soltero a casado, esta decisión puede ser revocada y renunciar al contrato que supone el matrimonio. Nos referimos a los divorcios, un proceso que cuenta con unas peculiaridades y características distintas, según los aspectos que diferencian la situación de cada pareja. Al tratarse de un trámite judicial, es importante contar con un especialista en la materia que lleve a cabo todos los procedimientos necesarios para que este proceso sea válido, como por ejemplo, contar con abogados de separaciones en Madrid.
Veamos a continuación las dos modalidades de divorcio según los acuerdos entre la pareja y las peculiaridades de un divorcio cuando la pareja ha tenido uno o varios hijos.
Divorcio de mutuo acuerdo y divorcio contencioso
La principal diferencia entre un divorcio de mutuo acuerdo y un divorcio contencioso radica en la aceptación del divorcio por ambos miembros de la pareja o por la negación de uno de ellos, respectivamente.
En cuanto al tiempo, si un divorcio de mutuo acuerdo es rápido y puede estar resuelto en 1 mes, los divorcios contenciosos pueden llegar a durar hasta 6 meses, todo dependerá de la aceptación o rechazo de las propuestas de ambas partes, hasta llegar a un acuerdo. Esto se debe a temas como la pensión compensatoria, la custodia de hijos, la pensión de alimentos, el régimen de visitas, etcétera. Otro aspecto que ralentiza los divorcios contenciosos, es que en estos casos, es necesario que se lleve a cabo un juicio, y por ello, también es más caro, pues se habrán de hacer cargo de los gastos del mismo.
Si se trata de un divorcio de mutuo acuerdo, bastará con contratar el servicio de un solo abogado y un procurador para las dos partes interesadas; mientras que en un divorcio contenciosos, cada parte deberá contar con su propio abogado y su propio procurador, ya que cada uno deberá actuar por los distintos intereses de su cliente.
Los divorcios contenciosos precisan, en muchos casos, de un informe psicosocial de la parte afectada, sea de uno de los hasta entonces cónyuges o de los hijos.
Divorcios con hijos
Uno de los aspectos más importantes a la hora de llevar a cabo el divorcio de una pareja que tiene hijos es la custodia. En el caso de que el motivo del divorcio sea un conflicto entre la pareja que no ataque de forma directa al bienestar de los hijos, lo recomendable es firmar un acuerdo de divorcio donde se estipule la custodia compartida, ya que esto permitirá que los hijos sigan teniendo la máxima relación con sus dos progenitores, al margen del conflicto sufrido entre ellos.
La custodia compartida es aquella en la que ambos progenitores tienen los mismos derechos y obligaciones con sus hijos, y que cuenta con unas peculiaridades que se estipulan en el acuerdo de divorcio. Por lo general, el modelo más extendido es que uno de los progenitores se hace cargo de sus hijos de lunes a viernes, y los fines de semana pasan a estar con cada uno de sus padres de manera alterna. A esto se suman las vacaciones, repartidas de manera proporcional entre ambos.
En el caso de que uno de los progenitores pueda suponer un problema de bienestar para los hijos, se procederá a solicitar una custodia completa para uno de los padres, sin quedar el afectado ausente de obligaciones.
Las pensiones se acordarán de acuerdo con las necesidades del progenitor que obtenga la custodia compartida en mayor grado de cuidado de los hijos, así como otras prestaciones, como la pensión compensatoria en caso de que el divorcio suponga un factor de riesgo económico para su bienestar.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, debes considerar el divorcio de mutuo acuerdo como la vía más rápida, sencilla y agradable de un proceso que puede ser difícil y duro de afrontar.